Un fin de semana de cuchareo en la Serranía de Ronda
Lo que hace tan sólo unas décadas era considerado como una cocina humilde, de subsistencia, hoy recibe su merecido homenaje a través de fiestas gastronómicas que quieren que no quede en el olvido platos de cuchareo como el potaje de hinojos, elaborado con ingredientes económicos y con una receta no excesivamente compleja. Es lo que se podrá ver este fin de semana en Algatocín, con la tercera edición de su ‘Hinojá‘.
Esta fiesta gastronómica gira en torno al hinojo, esa planta tan común en el entorno más mediterráneo. Y la mejor forma de prepararlo es en potaje, como se podrá ver en este pueblo del Valle del Genal durante el fin de semana.
Dice el escritor y periodista Fernando Rueda, en su libro ‘La cocina popular de Málaga’, que es el “guiso tradicional de la Semana Santa si se cocina huérfano de carnes”. Garbanzos, hinojos, un sofrito de tomates, pimientos, ajo, cebolla y un buen aceite de oliva virgen extra son productos fundamentales para la elaboración de este plato denso y sabroso digno del más sabroso cuchareo.
En esta fiesta gastronómica habrá la posibilidad de probarlo de muy diferentes formas, ya que se ha vuelto a convocar un concurso entre los vecinos para seleccionar el potaje de hinojos más sabroso.
Después se degustará junto a una tortillita de cuchara. Además de la degustación, no faltará una zona expositiva donde se podrán ver y adquirir distintos productos típicos de la Serranía de Ronda. Es, sin duda alguna, una buena ocasión para conocer este pueblo serrano.
Hay que tener en cuenta que en estas fechas, en la que ya comienza a vislumbrarse la primavera, tiene lugar la época más apropiada para guisos con hierbas silvestres como tagarninas, collejas, espárragos trigueros o los propios hinojos. Y de ello dan buena cuenta en Algatocín, uno de los municipios del Valle del Genal que más ha apostado por la conservación de sus tradiciones culinarias.
Desde luego, es una buena ocasión para conocer algunos de los encantos que ofrece Algatocín. Intrigantes leyendas, vistas panorámicas que llegan hasta el Peñón de Gibraltar y un impresionante vergel de alcornoques y castaños aguardan en este tranquilo pueblo serrano. Merece la pena, por supuesto, adentrarse a pie en sus calles -el vehículo es mejor dejarlo estacionado- y descubrir algunos de sus rincones. Todavía se mantienen algunas viviendas con rasgos dieciochescos. Al igual que pasa en algunas localidades vecinas, como Benalauría, se pueden ver algunos adarves que parecen impertérritos a la erosión del tiempo.
Desde la plaza principal casi todas las calles conducen hasta la iglesia de Nuestra Señora del Rosario, un sobrio templo construido originalmente en el siglo XVI. Según afirma una leyenda, la parroquia fue levantada sobre un palacete nazarí, donde vivió durante años la princesa Algatoisa. Su padre, el rey Abomelid de Ronda, mandó erigir esa residencia para ella. Esta creencia popular justificaría para muchos la denominación del pueblo. Sin embargo, los historiadores se decantan por considerar que Algatocín proviene de la tribu bereber Al-Atusiyin. Tanto éste como otros pueblos de la zona, como Benarrabá, Benadalid o Benalauría, deben su nombre a los clanes familiares que se asentaron en la zona.
De hecho, Algatocín y esas otras localidades no sólo están unidas por la carretera Ronda-Algeciras, sino también por la ruta turística de los Almohades y Almorávides, es decir, el itinerario que realizaron los clanes bereberes desde el Estrecho de Gibraltar para poner orden en los anárquicos reinos taifas y plantar así cara a las hostilidades cristianas.
En el pueblo, también se puede visitar la Fuente de San Antonio, situada en la zona norte del casco urbano. Es una de las construcciones más antiguas de la zona, ya que, según reza en una inscripción, fue construida en el año 1.676.
Pero, no todo lo interesante de esta villa aguarda en su seno. También hay que merodearlo. A pocos metros, por encima de la carretera, se encuentra el escarpado y empedrado camino que lleva hasta la ermita del Calvario. Desde esa capilla, se obtendrá una vista inmejorable de esta zona de la Serranía de Ronda, hasta el punto de que desde allí, en los días claros, se podrá ver el Peñón de Gibraltar. Este privilegiado balcón ha dado lugar a otra de las leyendas del pueblo. En ella se afirma que se evitaron muchos naufragios con la luz que emanaba desde esa ermita, también llamada del Santo Cristo.
Desde Algatocín se pueden hacer también dos itinerarios muy interesantes. Por un lado, se puede bajar al puente de San Juan, que sirve para cruzar el río Genal. Para ello habrá que recorrer la sinuosa carretera que conduce hasta Jubrique y Genalguacil. Por otro, se puede visitar la barriada de Salitre, a la que se accede por la carretera que lleva a Cortes de la Frontera. De hecho, este núcleo de población se encuentra más cerca de ese pueblo vecino que del casco urbano de Algatocín. Allí, es de visita obligada un antiguo molino de agua, que se mantiene a pesar de los años en muy buen estado de conservación.