
El récord más ibérico
Parecía una locura cuando Antonio Ramos lanzó la idea: Reunir al mayor número posible de cortadores de jamón ibérico en su pueblo, Benarrabá. Pero el objetivo no era tan descabellado, ya que, después de intensos contactos con la organización Guinness y con numerosos profesionales de este ámbito, Antonio consiguió el pasado domingo ver hecho realidad su sueño.
Antonio Ramos, junto a su hermano Cayetano, conoce bien el mundo de los embutidos ibéricos. De casta le viene al galgo, como dice el refranero popular. Ambos heredaron la Fábrica de Embutidos Andrés Ramos, que elabora todavía hoy de forma artesanal una amplia variedad de productos ibéricos en el idílico Valle del Genal. Mientras Cayetano está más orientado a la gestión directa del negocio, Antonio inició hace ya muchos años una vertiente profesional más orientada al mundo del cátering. De hecho, es conocido por ser un excelente venenciador y cortador de jamones.
Hace unos meses lanzó el reto de conseguir cortar en su pueblo el mayor plato de jamón ibérico del mundo para que su pueblo apareciera en el Libro Guinness. Sin embargo, topó con las reglas de esta entidad internacional que aglutina cada año cientos de récords. El jamón ibérico era considerado como carne y, a luces de Guinness, no tenía ningún mérito el objetivo.

Benarrabá consiguió reunir a 161 cortadores de jamón ibérico en su pasada edición de la Feria Gastronómica de la Serranía de Ronda.
Pero, Antonio no desistió y propuso que se considerara la presencia de, al menos, 150 cortadores de jamones que de forma simultánea, en tan sólo dos minutos, sacaran al menos cinco lonchas. Eso sí, la la fundación que vela por este tipo de récords exigía que tuvieran al menos un grosor de entre 0,5 y 1,5 milímetros. «Eso no era difícil para un cortador profesional, pero sí era un reto conseguir reunir a todo ese número», apuntaba el ‘alma máter’ de este desafío. Pese a ello, Antonio consiguió la inscripción de más de 190 participantes para el pasado domingo, de los cuales se presentaron un total de 161.
No sólo consiguió cumplir el reto de aglutinar a tantos cortadores de jamón ibérico sino que también logró que se llenara un plato de algo más de 47 metros cuadrados en la plaza principal de Benarrabá, donde se celebraba la Feria Gastronómica de la Serranía de Ronda. Y gracias a ello consiguió también recaudar cerca de cinco mil euros para un fin solidario: Destinarlo a dos asociaciones benéficas, Cáritas y Andagoya. Para ello se tuvieron que vender cerca de 1.800 platos de jamón ibérico.
Cada cortador aportó su propio jamón (también erán válidas las paletas o paletillas), que tenía que ser, por exigencia de Antonio, ibérico. De esta forma, ese gran plato ha conseguido convertirse en toda una hazaña, que, desgraciadamente, no ha sido nada valorada por la fundación Guinness. Eso sí, los que se acercaron a la Fiesta Gastronómica de Benarrabá sí que dieron muy buena cuenta de ello. Saborearon cientos de ibéricos de distintas procedencias (Tarragona y París, entre otras) y colaboraron con un fin solidario al mismo tiempo.
Después de todo el trabajo realizado durante estos meses con la organización de este singular evento, Antonio Ramos bromea y nos asegura «que no volverá a meterse en este lío», pero, quién sabe, quizás en unos meses le pique el gusanillo e intente superar la marca en la próxima edición de esa importante fiesta gastronómica de su pueblo.